jueves, 31 de octubre de 2013

La cultura del ahorro




Según la Real Academia Española, ahorro es la acción de ahorrar:
1. Reservar alguna parte del gasto ordinario.
2. Guardar dinero como previsión para necesidades futuras.
3. Evitar un gasto o consumo mayor.

Podríamos decir, por lo tanto, que el ahorro es la diferencia que existe entre la renta disponible y el consumo efectuado.

El ahorro puede clasificarse en público y privado. Resumiendo mucho diremos que el ahorro público es realizado por el Estado. Los ingresos son obtenidos fundamentalmente a través de los impuestos, tasas, prestaciones de servicios, beneficios de empresas públicas, etc… El gasto se realiza en todo tipo de prestaciones (educación, sanidad…) e infraestructuras (carreteras y obras públicas en general). Si los ingresos superan a los gastos, el Estado ahorra, estamos ante una situación de superávit; en el caso contrario, se habla de déficit, concretamente de Déficit fiscal.

El ahorro privado es aquel obtenido por las empresas que no pertenecen al Estado y por las familias en general. En el primer caso, se trata del beneficio de la compañía menos los dividendos y puede destinarse a inversiones. En el caso familiar, el ahorro es la renta de la familia menos los gastos de consumo.

Desde el punto de vista macroeconómico, el crecimiento de una economía depende de la inversión y esta está directamente relacionada con el ahorro. En toda economía se produce la disyuntiva entre el consumo presente y el consumo futuro. El ahorro supone sacrificar consumo presente por consumo futuro. A mas capacidad de ahorro, mas capacidad productiva futura.

El ahorro es un mecanismo que posibilita desplazar consumo presente hacia el futuro permitiendo un patrón suave de gasto a lo largo del tiempo.


"El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro"(Refrán popular)

Un estudio realizado por el Banco de España nos indica que, desde que se inició la crisis económica la tasa de ahorro de las familias españolas ha experimentado cambios muy intensos. Registra un aumento de 7 puntos porcentuales entre 2007 y 2009, y un descenso de 5 puntos porcentuales desde comienzos de 2010 hasta 2011. Así mismo, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de ahorro de los hogares y las instituciones sin fines de lucro en España cayó durante 2012 al 8,2% de su renta disponible, 2,8 puntos menos que en el ejercicio anterior, lo que supone su nivel más bajo desde el año 2000.

Durante los primeros años de la crisis se produce en la población española un efecto llamado “ahorro precautorio”. Los modelos teóricos predicen que en épocas de incertidumbre se produce un descenso en el consumo para destinar esos recursos a la constitución de una reserva precautoria. El ahorro aumenta a medida que empeoran las expectativas.

Este hecho no solo se ha producido en España sino que es circunstancia común en todos los países de la Unión Europea y sobre todo en los países que forman parte de la zona euro. Podría decirse que las familias de la zona euro son “muy ahorradoras” llegando a destinar alrededor del 16 % de sus ingresos al ahorro.

Sin embargo, la caída del ratio de ahorro registrado en España durante el pasado año nos indica que la duración de la crisis, el recorte de los salarios y la menor posibilidad de acceder a la financiación bancaria por parte de las familias, se está llevando por delante el ahorro acumulado por estas.

El ahorro es lo que queda de renta bruta disponible de las familias tras deducir todos sus gastos de consumo. Según el INE la renta disponible de los hogares en los últimos doce meses se redujo un 2,7%, como consecuencia de un recorte del 5,4% en la remuneración de los asalariados y de la caída (-3,4%) de las rentas de la propiedad recibidas (intereses, dividendos y otros rendimientos) por aquellas familias que invierten en Bolsa u otros productos. A eso habría que sumar el impacto en la renta familiar de las subidas de impuestos como la del IVA.


El futuro del ahorro

Durante años, la distribución del ahorro de las familias entre los diferentes productos ha estado muy influida por el peso de las entidades financieras. Hasta no hace mucho, los productos bancarios eran distribuidos por los Bancos y los productos de seguros por las compañías aseguradoras. Esto sin embargo ha cambiado. Ahora las entidades financieras proporcionan a través de su red minorista una amplia gama de productos de seguros, fundamentalmente los relacionados con los seguros de vida.

Así pues, compañías de seguros y entidades financieras ponen a nuestra disposición todo tipo de productos de ahorro periódico con los que intentar constituir un capital futuro, del importe deseado por cada ahorrador y en los plazos que más nos interesen. Esto nos permitirá en el futuro hacer frente a imprevistos o simplemente concretar económicamente un determinado objetivo.

Por otra parte las divisiones de Banca Privada de las diferentes entidades están  cobrando cada vez más importancia y esto ha permitido acercarse a un perfil de cliente que antes era directamente gestionado por la banca comercial.

En definitiva, entidades de todo tipo y productos de todo tipo nos acercan opciones para cualquier familia o persona que tenga vocación ahorradora. Alguna entidad comercializa, incluso, una cuenta de ahorro periódico en la que además de que los clientes ahorran pueden contribuir al impulso de iniciativas sostenibles y valiosas para la sociedad y para el futuro de las personas y del planeta.


El papel del asesor financiero

Como asesor financiero EFA uno de nuestros retos debe ser contribuir a fomentar la práctica del ahorro y el asesoramiento sobre los diferentes tipos de productos. Debemos hacer ver la importancia que el ahorro tiene y que como hemos analizado anteriormente, nos va a permitir suavizar contingencias e imprevistos futuros.

No importa lo pequeña que sea una inversión. Ahorrar periódicamente a largo plazo puede dar lugar a una suma considerable. El conseguir el objetivo dependerá de dar a esa inversión el tiempo que necesita para crecer. Una vez puesto en marcha, casi con seguridad no se notará que esa cantidad sale de la renta mensual.

Consideramos muy importante fomentar el hábito del ahorro infantil. Enseñar a los niños la importancia del dinero, a cuidar el gasto y a que reconozca las ventajas de “guardar” algo de su dinero para conseguir algo deseado algún tiempo después. Según estudios realizados a partir de los tres años los niños son capaces de identificar las monedas y comprender que el dinero se usa para obtener algo a cambio, por lo que pueden aprender conceptos básicos como el ahorro y el gasto.

martes, 29 de octubre de 2013

El nuevo profesional bancario



Que el sector financiero español está en un proceso de profundo cambio no es una novedad.



Hasta hace poco, el perfil del profesional bancario era una mezcla de años de experiencia, mucha voluntad y lo que algunos llamaban "olfato". El conocimiento personal del cliente estaba por encima de otros factores y el análisis financiero de productos y operaciones se despreciaba frente a una sobrevalorada confianza mutua cliente-bancario, realizándose solo por departamentos concretos de cada Entidad.

En una realidad como la actual, con mercados globales, comercio on-line y márgenes comerciales cada vez más estrechos, las empresas están incorporando en su gestión a profesionales con formación y visión profundamente financiera. El cliente de banca, sobre todo de empresas, demanda que su interlocutor bancario, la persona con la que va a compartir su día a día y con la que va a discutir sus posibles necesidades de financiación esté, cuando menos, a su altura en formación y conocimientos financieros. Para el profesional bancario esto mismo es, además, una obligación.

El bancario debe conocer todo lo relacionado con el análisis de los estados económicos y financieros de sus empresas clientes, no solo para un adecuado estudio de las operaciones sino también para un correcto seguimiento del riesgo en curso y anticipación ante posibles alertas. En el negocio bancario, el riesgo es inherente, es imposible evitar que se produzcan operaciones fallidas, pero una adecuada formación financiera puede reducir de manera significativa esta contingencia.