sábado, 25 de abril de 2020

¿Desaparecerá alguna vez el dinero en efectivo?

En 1514, Quentin Massys pintaba una de las obras mas representativas del renacimiento, El cambista y su mujer. El oleo nos muestra la escena de un cambista contando y pesando monedas, mientras su mujer, que aparentemente está leyendo un devocionario, mira absorta el dinero.

Quinientos años después sigue siendo una escena habitual en muchos establecimientos comerciales y en entidades financieras. Parece anacrónico que, estando inmersos en plena revolución blockchain y en la era digital, sigamos utilizando piezas de metal o de papel para completar una transacción comercial.

Tampoco se trata de llegar a lo que plantea Andrew Niccol en su película In Time (2011), en la que nos sumerge en el año 2161 donde el dinero se convertirá en minutos de vida; trabajaremos para conseguirlos y pagaremos todas nuestras compras de bienes y servicios con ellos.

Fuera de la ciencia ficción y volviendo a nuestra realidad de 2020, si analizo mi comportamiento de pagos diario, salvo las transacciones mas pequeñas como el pago del café, el periódico y poco más, para el resto de los pagos diarios no utilizo efectivo, solo tarjeta y en realidad ni siquiera tarjeta física sino alguna de las aplicaciones para pagos del teléfono móvil.

Lo cierto es que cada vez son menos las transacciones que se realizan con dinero físico. En España, mas de la mitad de las compras diarias se pagan mediante tarjetas, ya sean de débito o crédito. No obstante, todavía queda mucho para incorporar de manera definitiva el pago electrónico a nuestra rutina de compra, aunque entre la población mas joven está completamente extendido el pago mediante tarjeta o pagos b2b.

La transformación digital de los medios de pago nos llevará a que cualquier pago, por pequeño que sea, se termine haciendo por estos medios. Independientemente de que la Ley 7/02012 establece una limitación de 2500 euros en determinadas operaciones, el uso de tarjetas y otros pagos electrónicos va poco a poco desplazando al efectivo.

Hay numerosos defensores del dinero físico que insisten en que nunca desaparecerá. En la mayoría de los países emergentes su uso en las transacciones comerciales todavía supera el 90 %. 
  
Sin embargo hay países como Suecia o Noruega en donde menos del 10% de los pagos en compras habituales se pagan con dinero efectivo. Otros como China, Corea del Sur, Dinamarca o Reino Unido están desarrollando diferentes medidas para potenciar los pagos electrónicos.

Uno de los principales motivos por lo que los gobiernos estarían interesados en su desaparición es porque, además de incrementar el control sobre blanqueo de capitales y operaciones delictivas, podrán tener el control de todas las operaciones financieras.  

Y para la población en general ¿qué consecuencias tendrá todo esto? Se me ocurren varias aunque habrá muchas más. Por un lado significará que definitivamente estaremos sometidos al control del estado. Por otro lado, la población no bancarizada quedará relegada y prácticamente excluida. Además, perderemos la propiedad sobre nuestro dinero y nuestra libertad para usarlo como queramos.