martes, 24 de mayo de 2022

Inflación y otros términos relacionados

Todos estamos familiarizados con el término inflación. Lo escuchamos a diario y sabemos que está relacionado con la pérdida de poder adquisitivo de nuestro dinero a consecuencia de un incremento generalizado de los precios. Los que hemos estudiado Teoría Económica con los manuales del profesor José María Solozábal (Bilbao 1921) sabemos que en realidad la inflación es un “desequilibrio del mercado originado por un incremento de la demanda en general no acompañado por un incremento paralelo de la oferta”. Como indica el profesor “es la enfermedad que corroe el valor del dinero” 

Sin embargo, relacionados con la inflación, existen otros términos que, si bien no suelen escucharse con tanta frecuencia, son igual de importantes para nuestra economía y cuyo concepto quizás no tengamos tan claro. Como siempre, de forma clara y concisa haremos un repaso por estos.

 

Deflación

La deflación consiste en una bajada generalizada y sostenida de los precios de bienes y servicios. Según el FMI esta caída se debe mantener al menos durante dos semestres consecutivos para que se pueda considerar deflación.

La deflación es un fenómeno que aparece en periodos de crisis, como la vivida en 2008, y se produce por una caída del gasto de las familias, del gasto público y de la reducción de las inversiones que trae como consecuencia un desequilibrio entre la oferta y la demanda, provocando que la demanda sea menor que la oferta.

Ante la caída de la demanda, las empresas tienen que rebajar sus precios para dar salida a sus productos, lo que supone que en muchos casos lleguen a tener incluso un margen de explotación negativo. Caer en esto, lleva a muchas empresas a la quiebra, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo. Al destruirse empleo sigue cayendo la demanda que obliga a que las empresas sigan rebajando precios y costes, lo que provoca un peligroso circulo vicioso de difícil salida.

 

Estanflación

El término estanflación es la unión de estancamiento e inflación y solo con esto ya nos podemos hacer una idea de la gravedad.

En general es una situación que se produce cuando un periodo de inflación se simultanea con un periodo de estancamiento económico. Si en un escenario de alta inflación se da además una situación de recesión (se considera recesión si el PIB decrece durante dos trimestres consecutivos) la consecuencia es la estanflación y es considerada como una de las peores situaciones desde el punto de vista de la política económica por la dificultad que supone su corrección.

 

Reduflación

El término reduflación hace referencia a una disminución del tamaño o cantidad de los productos o servicios que adquirimos sin que se produzca una disminución en el precio. Es habitual encontrarnos con aumentos de precios sin embargo no somos tan conscientes cuando compramos un determinado producto y, sin haber subido de precio, nos ofrece menos cantidad. 

Si habitualmente adquirimos un paquete de macarrones de 500 gramos y el fabricante reduce el contenido a 400 gramos manteniendo el mismo precio, es probable que pase más desapercibido que lo contrario.

Es una práctica legal, siempre que las indicaciones del envase sean correctas y por tanto depende únicamente de la observación del consumidor. Ocurre no solo en productos, sino también en servicios que son medidos en tiempo.

sábado, 25 de abril de 2020

¿Desaparecerá alguna vez el dinero en efectivo?

En 1514, Quentin Massys pintaba una de las obras mas representativas del renacimiento, El cambista y su mujer. El oleo nos muestra la escena de un cambista contando y pesando monedas, mientras su mujer, que aparentemente está leyendo un devocionario, mira absorta el dinero.

Quinientos años después sigue siendo una escena habitual en muchos establecimientos comerciales y en entidades financieras. Parece anacrónico que, estando inmersos en plena revolución blockchain y en la era digital, sigamos utilizando piezas de metal o de papel para completar una transacción comercial.

Tampoco se trata de llegar a lo que plantea Andrew Niccol en su película In Time (2011), en la que nos sumerge en el año 2161 donde el dinero se convertirá en minutos de vida; trabajaremos para conseguirlos y pagaremos todas nuestras compras de bienes y servicios con ellos.

Fuera de la ciencia ficción y volviendo a nuestra realidad de 2020, si analizo mi comportamiento de pagos diario, salvo las transacciones mas pequeñas como el pago del café, el periódico y poco más, para el resto de los pagos diarios no utilizo efectivo, solo tarjeta y en realidad ni siquiera tarjeta física sino alguna de las aplicaciones para pagos del teléfono móvil.

Lo cierto es que cada vez son menos las transacciones que se realizan con dinero físico. En España, mas de la mitad de las compras diarias se pagan mediante tarjetas, ya sean de débito o crédito. No obstante, todavía queda mucho para incorporar de manera definitiva el pago electrónico a nuestra rutina de compra, aunque entre la población mas joven está completamente extendido el pago mediante tarjeta o pagos b2b.

La transformación digital de los medios de pago nos llevará a que cualquier pago, por pequeño que sea, se termine haciendo por estos medios. Independientemente de que la Ley 7/02012 establece una limitación de 2500 euros en determinadas operaciones, el uso de tarjetas y otros pagos electrónicos va poco a poco desplazando al efectivo.

Hay numerosos defensores del dinero físico que insisten en que nunca desaparecerá. En la mayoría de los países emergentes su uso en las transacciones comerciales todavía supera el 90 %. 
  
Sin embargo hay países como Suecia o Noruega en donde menos del 10% de los pagos en compras habituales se pagan con dinero efectivo. Otros como China, Corea del Sur, Dinamarca o Reino Unido están desarrollando diferentes medidas para potenciar los pagos electrónicos.

Uno de los principales motivos por lo que los gobiernos estarían interesados en su desaparición es porque, además de incrementar el control sobre blanqueo de capitales y operaciones delictivas, podrán tener el control de todas las operaciones financieras.  

Y para la población en general ¿qué consecuencias tendrá todo esto? Se me ocurren varias aunque habrá muchas más. Por un lado significará que definitivamente estaremos sometidos al control del estado. Por otro lado, la población no bancarizada quedará relegada y prácticamente excluida. Además, perderemos la propiedad sobre nuestro dinero y nuestra libertad para usarlo como queramos.

jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Vas a amortizar parte de tu hipoteca?

Es todavía habitual que a la hora de plantearse amortizar parcialmente una hipoteca (o cualquier préstamo), no tengamos claro si es mas conveniente reducir cuota o reducir plazo.

La respuesta es muy simple. Financieramente hablando la mejor opción es reducir plazo.

Tengamos en cuenta que el total de intereses que vamos a pagar por el dinero que nos prestan va a depender básicamente de dos variables: el tipo de interés y el plazo (tiempo que tardo en devolver el dinero).

El tipo de interés en el caso de operaciones a tipo fijo es fácil controlarlo pero en el caso de operaciones a tipo variable va a depender de la evolución del euribor (o del índice utilizado), por tanto no está en nuestra mano.

En el caso del plazo, cuando contratamos la hipoteca, elegiremos el que nos permita satisfacer cómodamente la cuota mensual pero se puede ir reduciendo mediante amortizaciones parciales.

Otra cosa es que, psicológicamente, reducir la cuota mensual por la razón que sea (por ejemplo una bajada de nuestros ingresos mensuales) nos haga sentirnos mas cómodos y adecuar nuestros pagos a nuestros ingresos.

Salvo por esto, es claro que pagaremos menos intereses cuanto más corto sea el tiempo que nos tienen prestado el dinero.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Todo lo que debes saber sobre los planes de pensiones (a través de seis preguntas básicas)


1. ¿Qué son los planes de pensiones?

Los planes de pensiones son en la actualidad el principal producto de ahorro en materia de previsión social y su finalidad principal es complementar, en el momento de la jubilación, la prestación pública.


2.¿Qué plan me interesa?

A la hora de contratar un plan de pensiones debemos tener en cuenta dos aspectos fundamentales: el horizonte temporal de nuestra inversión, es decir, cuántos años me quedan aun para la jubilación y cual es mi perfil como inversor, es decir qué nivel de riesgo estoy dispuesto a tolerar.

3.¿Cómo ahorro?

Va a depender fundamentalmente de nuestra edad actual y los años que resten hasta nuestra jubilación. Existen multitud de simuladores que nos permiten calcular cual será nuestra pensión y, en base a eso, la cantidad que debo ahorrar en el plan de pensiones. Nuestras aportaciones, pueden ser periódicas (mensual, trimestral…) o discrecionales (sin fecha predeterminada).
Las aportaciones realizadas por el partícipe junto con la rentabilidad que se vaya generando servirán para constituir un capital que se denomina derechos consolidados. En la actualidad el tope anual de aportaciones está fijado en 8.000 euros por partícipe.
Como participes, tenemos una serie de derechos adicionales: podremos cambiar tantas veces queramos de plan de pensiones y traspasar nuestras aportaciones de un plan a otro, total o parcialmente, sea en planes de la misma entidad financiera o en diferentes planes de diferentes entidades; podremos aportar cuando queramos y paralizar nuestras aportaciones cuando lo deseemos. 

4.¿Cuándo puedo disponer de mis derechos consolidados?

Los planes de pensiones están destinados a cubrir fundamentalmente la contingencia de la jubilación pero existen otros supuestos en los que la ley permite el rescate total o parcial de nuestros derechos como: fallecimiento, invalidez, dependencia, enfermedad grave y desempleo de larga duración. Tras la reforma de 2015 los planes de pensiones serán rescatables a los 10 años de haber realizado la aportación pero para las realizadas a partir del 1 de enero de 2015.

5. ¿Cómo rescato mi plan de pensiones?

Una vez se produzca alguna de las contingencias anteriormente mencionadas, el partícipe podrá solicitar el rescate de su plan de pensiones e iniciar el cobro de las prestaciones correspondientes. Estas se podrán cobrar: en forma de capital (todos los derechos consolidados de una sola vez), en forma de renta (vitalicia, temporal…) o en forma mixta (una parte en capital y el resto mediante una renta).

6.¿Cuál es el tratamiento fiscal de los planes de pensiones?

En las aportaciones:
Las aportaciones que hacemos durante un año son deducibles en la base imponible general de la declaración del IRPF. Esto significa que cuando hacemos la declaración, Hacienda nos devuelve una parte del dinero que hemos invertido, en función de nuestro tipo impositivo marginal. Hoy por hoy es el único producto de ahorro que permite esta deducción. Eso si, la deducción máxima será la cantidad menor entre 8.000 euros y el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas.

En el rescate:
Es muy importante conocer bien nuestra fiscalidad para elegir la forma de rescate que más nos interese. Realmente la clave de los planes de pensiones está en este hecho, ya que se pueden producir enormes diferencias.
La cantidad que rescatemos (ya sea en forma de capital o renta) se suma a la base imponible de nuestro IRPF. Por tanto, nuestro tipo impositivo puede llegar a dispararse al máximo. Hay que hacer números para determinar qué cantidad nos interesa rescatar cada año para que nuestra tributación sea óptima.