Para
cualquier director financiero la prioridad
debe estar en conocer el coste de financiación de sus recursos. Estos últimos
años de restricción en la financiación por parte de las entidades financieras, ha
supuesto también en muchos casos un incremento de los costes de financiación de
las empresas.
Para
las grandes empresas, buscar fuentes de financiación puede ser más fácil que
para pymes y emprendedores. Aunque con limitaciones, han seguido teniendo “abiertas
las puertas” de los bancos y además tienen acceso a mercados y mecanismos que
para las pymes son casi inaccesibles, por su coste y dificultad de puesta en
marcha. Estudios recientes confirman la dependencia de las pymes hacia las
formas tradicionales de financiación. Hasta ahora, para las pequeñas y medianas
empresas, la única posibilidad de obtener recursos era la autofinanciación o
las entidades financieras.
Esto se radicaliza cuando además se trata de financiar proyectos de innovación. En la mayoría de los casos las pymes desconocen la existencia de otras vías. Sin embargo, cada vez son más las formas de financiación alternativas a la banca tradicional.
Esto se radicaliza cuando además se trata de financiar proyectos de innovación. En la mayoría de los casos las pymes desconocen la existencia de otras vías. Sin embargo, cada vez son más las formas de financiación alternativas a la banca tradicional.
Numerosos
fondos de inversión (Fondos de Capital
Riesgo), la mayoría extranjeros, se animan a formar parte del capital de
empresas, sobre todo para proyectos destinados a la innovación. A estos se unen
las tradicionales Sociedades de Capital
Riesgo que están funcionando en España desde hace casi treinta años. Ambos
participan en la gestión de la empresa de manera activa y con un horizonte de
inversión limitado.
El Mercado Alternativo Bursátil, MAB, se
crea en España en 2005 para proporcionar financiación a las pymes (en este caso
tienen que estar bajo la forma jurídica de Sociedad Anónima) como parte de sus
recursos propios. El acceso al MAB supone para la empresa una manera de
conseguir notoriedad y para el accionista, liquidez. Todo el proceso está
controlado por Bolsas y Mercados Españoles (BME) y regulado por la CNMV.
Mas
reciente es la figura del Business
Angel. En este caso se trata de inversores privados que deciden aportar
recursos propios a empresas en fase de expansión. Su finalidad es la obtención
de plusvalías y no están tan interesados en la gestión diaria de la empresa
como en el caso de las SCR. Su participación en el capital también es
minoritario. En España se agrupan en la Red Española de Business Angel (ESBAN).
Por
último el crowdfunding, tiene su
origen en la forma de financiación de las ONG. Una empresa, generalmente en sus
inicios, comparte su proyecto y los particulares que estén interesados aportan
pequeñas cantidades de capital hasta completar el importe total requerido para
la puesta en marcha del proyecto. El pasado 28 de febrero el Consejo de
Ministros aprobó un anteproyecto de Ley que trata de regular su funcionamiento.
En España existen varias plataformas que gestionan proyectos mediante esta
modalidad.
En
definitiva, es importante saber que fuera del negocio bancario tradicional,
existen formas de financiarse que se pueden adaptar a cada necesidad y perfil
de empresa.
Este post fue publicado en el Blog de Esesa con fecha 4 de abril.
Es cierto, la empresa tradicional debe empezar a ver más halla de lo de toda la vida. El Confirming, aunque ya hablamos de otra cosa, también puede ser una fuente de financiación en caso de necesidad, claro que tiene que ser el deudor el que te de esa oportunidad. Muy bueno el artículo.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias David por tu comentario y tu valoración. Es cierto que las empresas deben buscar todos los medios de financiación que estén a su alcance aunque a fecha de hoy la financiación bancaria sigue siendo con mucho la mas utilizada. Espero contar con tu aportación en más ocasiones. Saludos.
ResponderEliminar