Según la Real Academia Española, ahorro es
la acción de ahorrar:
1. Reservar alguna parte del gasto
ordinario.
2. Guardar dinero como previsión para
necesidades futuras.
3. Evitar un gasto o consumo mayor.
Podríamos decir, por lo tanto, que el
ahorro es la diferencia que existe entre la renta disponible y el consumo
efectuado.
El ahorro puede clasificarse en público y
privado. Resumiendo mucho diremos que el ahorro público es realizado por el
Estado. Los ingresos son obtenidos fundamentalmente a través de los impuestos,
tasas, prestaciones de servicios, beneficios de empresas públicas, etc… El gasto
se realiza en todo tipo de prestaciones (educación, sanidad…) e
infraestructuras (carreteras y obras públicas en general). Si los ingresos
superan a los gastos, el Estado ahorra, estamos ante una situación de superávit;
en el caso contrario, se habla de déficit, concretamente de Déficit fiscal.
El ahorro privado es aquel obtenido por las
empresas que no pertenecen al Estado y por las familias en general. En el
primer caso, se trata del beneficio de la compañía menos los dividendos y puede
destinarse a inversiones. En el caso familiar, el ahorro es la renta de la
familia menos los gastos de consumo.
Desde el punto de vista macroeconómico, el
crecimiento de una economía depende de la inversión y esta está directamente
relacionada con el ahorro. En toda economía se produce la disyuntiva entre el
consumo presente y el consumo futuro. El ahorro supone sacrificar consumo
presente por consumo futuro. A mas capacidad de ahorro, mas capacidad
productiva futura.
El ahorro es un mecanismo que posibilita
desplazar consumo presente hacia el futuro permitiendo un patrón suave de gasto
a lo largo del tiempo.
"El camino
hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y
ahorro"(Refrán popular)
Un estudio realizado por el Banco de España
nos indica que, desde que se inició la crisis económica la tasa de ahorro de
las familias españolas ha experimentado cambios muy intensos. Registra un
aumento de 7 puntos porcentuales entre 2007 y 2009, y un descenso de 5 puntos
porcentuales desde comienzos de 2010 hasta 2011. Así mismo, según los datos
publicados por el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de ahorro de los
hogares y las instituciones sin fines de lucro en España cayó durante 2012 al
8,2% de su renta disponible, 2,8 puntos menos que en el ejercicio anterior, lo
que supone su nivel más bajo desde el año 2000.
Durante los primeros años de la crisis se
produce en la población española un efecto llamado “ahorro precautorio”. Los
modelos teóricos predicen que en épocas de incertidumbre se produce un descenso
en el consumo para destinar esos recursos a la constitución de una reserva
precautoria. El ahorro aumenta a medida que empeoran las expectativas.
Este hecho no solo se ha producido en
España sino que es circunstancia común en todos los países de la Unión Europea
y sobre todo en los países que forman parte de la zona euro. Podría decirse que
las familias de la zona euro son “muy ahorradoras” llegando a destinar
alrededor del 16 % de sus ingresos al ahorro.
Sin embargo, la caída del ratio de ahorro
registrado en España durante el pasado año nos indica que la duración de la
crisis, el recorte de los salarios y la menor posibilidad de acceder a la
financiación bancaria por parte de las familias, se está llevando por delante
el ahorro acumulado por estas.
El ahorro es lo que queda de renta bruta
disponible de las familias tras deducir todos sus gastos de consumo. Según el
INE la renta disponible de los hogares en los últimos doce meses se redujo un
2,7%, como consecuencia de un recorte del 5,4% en la remuneración de los
asalariados y de la caída (-3,4%) de las rentas de la propiedad recibidas (intereses,
dividendos y otros rendimientos) por aquellas familias que invierten en Bolsa u
otros productos. A eso habría que sumar el impacto en la renta familiar de las
subidas de impuestos como la del IVA.
El futuro del
ahorro
Durante años, la distribución del ahorro de
las familias entre los diferentes productos ha estado muy influida por el peso
de las entidades financieras. Hasta no hace mucho, los productos bancarios eran
distribuidos por los Bancos y los productos de seguros por las compañías aseguradoras.
Esto sin embargo ha cambiado. Ahora las entidades financieras proporcionan a
través de su red minorista una amplia gama de productos de seguros,
fundamentalmente los relacionados con los seguros de vida.
Así pues, compañías de seguros y entidades
financieras ponen a nuestra disposición todo tipo de productos de ahorro
periódico con los que intentar constituir un capital futuro, del importe deseado
por cada ahorrador y en los plazos que más nos interesen. Esto nos permitirá en
el futuro hacer frente a imprevistos o simplemente concretar económicamente un
determinado objetivo.
Por otra parte las divisiones de Banca
Privada de las diferentes entidades están cobrando cada vez más importancia y esto ha
permitido acercarse a un perfil de cliente que antes era directamente
gestionado por la banca comercial.
En definitiva, entidades de todo tipo y
productos de todo tipo nos acercan opciones para cualquier familia o persona
que tenga vocación ahorradora. Alguna entidad comercializa, incluso, una cuenta
de ahorro periódico en la que además de que los clientes ahorran pueden contribuir
al impulso de iniciativas sostenibles y valiosas para la sociedad y para el
futuro de las personas y del planeta.
El papel del asesor
financiero
Como asesor financiero EFA uno de nuestros
retos debe ser contribuir a fomentar la práctica del ahorro y el asesoramiento sobre
los diferentes tipos de productos. Debemos hacer ver la importancia que el
ahorro tiene y que como hemos analizado anteriormente, nos va a permitir
suavizar contingencias e imprevistos futuros.
No importa lo pequeña que sea una
inversión. Ahorrar periódicamente a largo plazo puede dar lugar a una suma
considerable. El conseguir el objetivo dependerá de dar a esa inversión el
tiempo que necesita para crecer. Una vez puesto en marcha, casi con seguridad no
se notará que esa cantidad sale de la renta mensual.
Consideramos muy importante fomentar el hábito
del ahorro infantil. Enseñar a los niños la importancia del dinero, a cuidar el
gasto y a que reconozca las ventajas de “guardar” algo de su dinero para
conseguir algo deseado algún tiempo después. Según estudios realizados a partir
de los tres años los niños son capaces de identificar las monedas y comprender
que el dinero se usa para obtener algo a cambio, por lo que pueden aprender
conceptos básicos como el ahorro y el gasto.