Si
hay algo de lo que una empresa no puede prescindir es de un Banco. No solo
debemos pensar en el Banco desde el punto de vista de la financiación, es mucho
más. Efectivamente es uno de nuestros proveedores y así también tenemos que
entenderlo, pero no debemos olvidar que en el día a día de cada empresa el
Banco es también un colaborador y que nos proporciona una serie de servicios
que son básicos para el éxito de nuestro negocio. Una mala elección puede
perjudicarnos y hacernos quedar mal ante nuestros clientes y proveedores.
La
relación banca-empresa es tan antigua como la banca misma. Desde Pythius
de Lidia, a principios del
siglo V a.C., el primer banquero individual del cual hay registros, ha pasado por
todo tipo de situaciones. Sin irnos tan lejos, los últimos años han sido
especialmente difíciles. A través de una serie de posts voy a tratar de
transmitir pautas, mecanismos y algún que otro consejo que permita mejorar la
relación con nuestro banco, sacarle el máximo partido y contribuir a lo que
toda empresa busca, mejorar el beneficio.